Imperio Bizantino.
Manuel I Conmemo
(1143 – 1180 DC)
Aspron Trachy “Moneda Copa”
Ceca de Constantinopla.
29.9 MM – 2.25 Gramos.
Anv: Cristo de frente.
Rev: Manuel I a la izquierda siendo coronado por la Virgen María.
ET: 1195
Manuel I Comneno, emperador bizantino entre 1143 y 1180, fue uno de los últimos gobernantes enérgicos y ambiciosos de la dinastía Comnena. Su ascenso se produjo de forma inesperada, ya que su padre, Juan II, lo eligió por encima de sus hermanos, confiando en su capacidad para mantener la estabilidad del imperio. Desde el inicio de su reinado, Manuel mostró una visión marcada por el contacto con Occidente: admiraba la caballería europea, fomentó alianzas con potencias latinas y transformó la corte bizantina en un espacio donde se mezclaban tradiciones imperiales con influencias occidentales.
Durante su gobierno, Bizancio volvió a jugar un papel determinante en la política del Mediterráneo oriental. Manuel intervino en Italia, en los Balcanes, en el reino de Jerusalén y en los principados cruzados. La llegada de la Segunda Cruzada puso a prueba su diplomacia, obligándolo a manejar con cautela la presencia masiva de ejércitos occidentales en su territorio, a los que permitió pasar hacia Tierra Santa sin entregarles ventajas que pudieran perjudicar al imperio. Su reinado estuvo marcado por campañas militares constantes: obtuvo victorias importantes en los Balcanes y ejerció una influencia decisiva sobre Hungría, aunque también sufrió reveses graves en Anatolia. La derrota en Miriocéfalo, en 1176, simbolizó el límite del poder bizantino frente a los turcos selyúcidas e impidió cualquier intento real de reconquistar la totalidad de Asia Menor.
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Imperio Bizantino.
Manuel I Conmemo
(1143 – 1180 DC)
Aspron Trachy “Moneda Copa”
Ceca de Constantinopla.
29.9 MM – 2.25 Gramos.
Anv: Cristo de frente.
Rev: Manuel I a la izquierda siendo coronado por la Virgen María.
ET: 1195
Manuel I Comneno, emperador bizantino entre 1143 y 1180, fue uno de los últimos gobernantes enérgicos y ambiciosos de la dinastía Comnena. Su ascenso se produjo de forma inesperada, ya que su padre, Juan II, lo eligió por encima de sus hermanos, confiando en su capacidad para mantener la estabilidad del imperio. Desde el inicio de su reinado, Manuel mostró una visión marcada por el contacto con Occidente: admiraba la caballería europea, fomentó alianzas con potencias latinas y transformó la corte bizantina en un espacio donde se mezclaban tradiciones imperiales con influencias occidentales.
Durante su gobierno, Bizancio volvió a jugar un papel determinante en la política del Mediterráneo oriental. Manuel intervino en Italia, en los Balcanes, en el reino de Jerusalén y en los principados cruzados. La llegada de la Segunda Cruzada puso a prueba su diplomacia, obligándolo a manejar con cautela la presencia masiva de ejércitos occidentales en su territorio, a los que permitió pasar hacia Tierra Santa sin entregarles ventajas que pudieran perjudicar al imperio. Su reinado estuvo marcado por campañas militares constantes: obtuvo victorias importantes en los Balcanes y ejerció una influencia decisiva sobre Hungría, aunque también sufrió reveses graves en Anatolia. La derrota en Miriocéfalo, en 1176, simbolizó el límite del poder bizantino frente a los turcos selyúcidas e impidió cualquier intento real de reconquistar la totalidad de Asia Menor.
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