Omeya - Bizantino

Imitación de Constante II

Siglos VII-VIII d. C.

Falus

Ceca de Tabariya.

Anv: El emperador bizantino Constante y sus hijos de pie, de frente

Rev: Gran M, cruz arriba; THBEPIADO.

Peso: 4,74 g. Diámetro: 30,1 mm

ET: 1575


Tras la conquista de territorios bizantinos en Siria, Egipto y el Mediterráneo oriental, los gobernantes omeyas comenzaron a emitir monedas inspiradas en los tipos y diseños bizantinos, adaptándolos al contexto islámico.

Estas imitaciones se caracterizan por mantener iconografía y leyendas bizantinas: se conservan imágenes del emperador o del cristograma (cruz) y la inscripción en griego, aunque algunas veces deformadas o simplificadas. Su propósito no era tanto religioso como económico y práctico, ya que las monedas bizantinas tenían valor reconocido en el comercio internacional, y copiar sus tipos facilitaba la aceptación de la moneda omeya en las regiones recién conquistadas.

Con el tiempo, estas imitaciones evolucionaron hacia monedas puramente islámicas, reemplazando la iconografía humana por inscripciones árabes y textos coránicos, dando origen a los primeros dinars y dirhams auténticamente islámicos.

Omeya-Bizantino. Imitación de Constante II (Siglos VII-VIII DC) Falus. Tabariya

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Omeya - Bizantino

Imitación de Constante II

Siglos VII-VIII d. C.

Falus

Ceca de Tabariya.

Anv: El emperador bizantino Constante y sus hijos de pie, de frente

Rev: Gran M, cruz arriba; THBEPIADO.

Peso: 4,74 g. Diámetro: 30,1 mm

ET: 1575


Tras la conquista de territorios bizantinos en Siria, Egipto y el Mediterráneo oriental, los gobernantes omeyas comenzaron a emitir monedas inspiradas en los tipos y diseños bizantinos, adaptándolos al contexto islámico.

Estas imitaciones se caracterizan por mantener iconografía y leyendas bizantinas: se conservan imágenes del emperador o del cristograma (cruz) y la inscripción en griego, aunque algunas veces deformadas o simplificadas. Su propósito no era tanto religioso como económico y práctico, ya que las monedas bizantinas tenían valor reconocido en el comercio internacional, y copiar sus tipos facilitaba la aceptación de la moneda omeya en las regiones recién conquistadas.

Con el tiempo, estas imitaciones evolucionaron hacia monedas puramente islámicas, reemplazando la iconografía humana por inscripciones árabes y textos coránicos, dando origen a los primeros dinars y dirhams auténticamente islámicos.

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