Imperio Bizantino
Anillo
(Siglo VII a XIII DC)
Bronce
20,4 MM - 2,91 Gramos
ET: 1639
Durante el Imperio Bizantino, los anillos conservaron su importancia como símbolo de estatus, fe y autoridad, pero su diseño y función evolucionaron en relación con la fuerte influencia cristiana y las nuevas estructuras sociales del imperio. A diferencia de los anillos romanos clásicos, centrados en la identidad familiar o cívica, los bizantinos reflejaban con mayor intensidad el poder espiritual y político, combinando lujo con devoción religiosa.
Los materiales de los anillos bizantinos variaban según la posición social del portador. Los miembros de la nobleza y el clero usaban anillos de oro macizo o plata dorada, frecuentemente decorados con piedras preciosas como granates, zafiros, esmeraldas o amatistas, mientras que las clases medias recurrían a aleaciones de cobre o bronce. Las gemas solían estar talladas con cruces, monogramas de Cristo (como el “ΧΡ” o Crismón), retratos de santos o inscripciones protectoras, como “Señor, ayuda a tu siervo”, que conferían al anillo un valor talismanico y religioso.
El anillo-sello siguió siendo un instrumento de identificación y poder, especialmente entre funcionarios y altos cargos del imperio, quienes lo usaban para autenticar documentos oficiales. A lo largo de los siglos, los anillos bizantinos se convirtieron también en símbolos de autoridad imperial y eclesiástica, fusionando arte, fe y jerarquía. En ellos se refleja la esencia del mundo bizantino: una civilización profundamente espiritual, refinada y jerárquica, donde la joya no solo adornaba, sino que proclamaba la fe y el rango de quien la portaba.
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Imperio Bizantino
Anillo
(Siglo VII a XIII DC)
Bronce
20,4 MM - 2,91 Gramos
ET: 1639
Durante el Imperio Bizantino, los anillos conservaron su importancia como símbolo de estatus, fe y autoridad, pero su diseño y función evolucionaron en relación con la fuerte influencia cristiana y las nuevas estructuras sociales del imperio. A diferencia de los anillos romanos clásicos, centrados en la identidad familiar o cívica, los bizantinos reflejaban con mayor intensidad el poder espiritual y político, combinando lujo con devoción religiosa.
Los materiales de los anillos bizantinos variaban según la posición social del portador. Los miembros de la nobleza y el clero usaban anillos de oro macizo o plata dorada, frecuentemente decorados con piedras preciosas como granates, zafiros, esmeraldas o amatistas, mientras que las clases medias recurrían a aleaciones de cobre o bronce. Las gemas solían estar talladas con cruces, monogramas de Cristo (como el “ΧΡ” o Crismón), retratos de santos o inscripciones protectoras, como “Señor, ayuda a tu siervo”, que conferían al anillo un valor talismanico y religioso.
El anillo-sello siguió siendo un instrumento de identificación y poder, especialmente entre funcionarios y altos cargos del imperio, quienes lo usaban para autenticar documentos oficiales. A lo largo de los siglos, los anillos bizantinos se convirtieron también en símbolos de autoridad imperial y eclesiástica, fusionando arte, fe y jerarquía. En ellos se refleja la esencia del mundo bizantino: una civilización profundamente espiritual, refinada y jerárquica, donde la joya no solo adornaba, sino que proclamaba la fe y el rango de quien la portaba.
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